viernes, 9 de julio de 2010

Alivio

¿Cómo seguir luchando por mantener la cordura cuando uno, cansado, luego de un arduo día de trabajo, pensando en acostarse, en taparse hasta el cuello y que la noche sea eterna, toma el cotidiano tubo de pasta dental Colgate y lee al dorso: “En Chile: para mayores de 6 años”?


El primer razonamiento tiene poco que ver con nada que pueda ser descripto, y mucho menos mediante un teclado. El segundo, tiene que ver con ideas cercanas a la ciencia ficción, sobre una naturaleza distinta de los niños chilenos respecto del resto de los niños del mundo, desencadenando en imágenes de chilenos de cinco años y trecientos sesenta y cuatro días de vida vaciando tubos de Colgate en sus bocas.

El tercero, ya no tiene que ver con la razón. Tiene más que ver con una sensación de alivio. Un alivio semejante al que puede sentir un africano desempleado que descubre la fórmula de la tinta flúo para tatuajes: ahora la raza negra podría disfrutar de garabatearse el cuerpo como todos los demás. Sería considerado un ídolo, un estandarte entre los suyos, contribuyendo a una lucha que nunca termina, sumando su granito de arena contra la discriminación.


Pero más allá de todo eso, pensemos en el rédito económico de tal hallazgo para el pobre africano. Y más teniendo en cuenta el reciente Mundial, mediante el cual los habitantes de Lesotho, gracias a Coca Cola, conocieron nuestros cánticos, nuestra pasión por el fútbol, a Di María.
Cuántos africanos habrán visto los antebrazos tatuados de Di María mientras intentaba adaptarse al planteo táctico que el Diego pretendía y habrán soñado con hacer la gran Michael Jackson y desteñir el color de su piel para poder ellos también transformar sus antebrazos en obras de arte.


Un alivio semejante al de saber que millones de personas en todo el mundo no me han visto comerme los mocos como le sucedió a Joachim Löw.


Alivio por ya no tener que seguir luchando por mantener la cordura, cuando uno, cansado, luego de un arduo día de trabajo, piensa en acostarse, en taparse hasta el cuello y que la noche sea eterna.

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