viernes, 30 de enero de 2009

El vecinito tiene (bastante) antojo...

Ayer, once y cuarto de la noche, escuché una gritada voz con tonada mejicana proveniente del departamento de arriba. No le entendí una sola palabra, pero por un segundo pensé que algún personaje del Chavo del 8 estaba de paso por lo de mi vecino. Unos segundos después, la voz se calló y un reggaeton empezó a sonar.

"El vecino de arriba organizó una fiesta", concluí apresuradamente. Durante cuatro minutos y veinticinco segundos, más allá del susto que me hizo pegar el grito del mejicano, no me preocupé: "es solo un tema, no quiere decir que vayan a estar escuchando toda la noche Reggaetón", pensé, de nuevo apresuradamente.

El problema no era el volumen al que estaba la música. Es más, me sorpendió escuchar música a un volumen tan alto y con buena calidad... "le deben haber regalado un equipo de música", imaginé sin apresurarme. Quizá era su cumpleaños y lo estaba festejando estrenando el equipo, al cual imaginé con un subwoofer violento (de al menos 60 cm. de diámetro, color dorado brillante, con pintitas plata y detalles flúo) que con las vibraciones generadas por cada golpe del "bombo sintetizado" del tema estaba resquebrajando la masilla de los vidrios de la puerta del balcón de mi casa.

Se venía el final del tema, era inminente. Creció en mí la expectactiva. El tema terminó de una forma extraña, como si lo hubieran parado antes de finalizar. Dos segundos de silencio, y de pronto... ¡nuevamente el grito mejicano! Evidentemente era parte del tema musical... una especie de introducción hablada.

Cuatro minutos y veinticinco segundos. Eso dura exactamente (tuve múltiples chances de cotejarlo) la versión que tiene mi vecino de arriba de lo que después me enteraría, se llama "La Vecinita", de un tal "Vico C", que aunque tenga nombre de remedio para el resfrío, es aparentemente el responsable de éste y otros temas similares (muy similares).

Se venía el final de la segunda reproducción del tema. Quizá alguno de los supuestos invitados a la supuesta fiesta, le había pedido al dueño de casa: "ponelo de vuelta, que está buenísimo" y él, como buen anfitrión, no había podido negarse.

La vibración de los vidrios de la puerta del balcón volvió a ser protagonista y con el afán de atenuarla, la abrí. Me asomé por la baranda, mirando hacia arriba sin conseguir ver más que algunas ramas de las plantas del balcón de mi vecinito. Volví a entrar y cerré la puerta: no solo la vibración no disminuía al abrirla, sino que además la música se escuchaba más fuerte, y siendo recién la segunda vez consecutiva que escuchaba el tema, ya empezaba a sentir la necesidad imperiosa de evitarlo.

Terminó el tema y volvió a empezar una tercera, una cuarta y una décima vez. Era un hecho: el tema estaba en repeat.
Tenía un problema. Pensé y pensé. Tenía cinco formas de evitar seguir escuchando el tema:

1) Irme de mi casa.
2) Escuchar música con auriculares y el volumen al máximo.
3) Llamar a la policía acusando ruidos molestos.
4) Subir al tercer piso e implorarle piedad al vecinito personalmente.
5) Meterme un destornillador en las orejas y dejar fuera de circulación mis tímpanos.

Era tarde, no tenía a donde ir; no tenía ganas de escuchar música; no quería tener que hablar con un cana; no me quería pelear con mi vecinito. El destornillador era una opción, pero finalmente concluí que si bien la situación era extrema, no estaba dispuesto a tanto.

Decidí no hacer nada. Abatido, quedé sentado en el piso del living de mi casa. Me empecé a sentir raro. Las paredes se me venían encima, como en una escena de Indiana Jones, pero sin piedra redonda ni látigo. Entré en trance. Perdí el conocimiento.

Hoy amanecí una y media del mediodía. Abrí los ojos y entre legañas, recorrí la pared del living con la vista. En marcador indeleble negro, pude leer:

"La vecinita tiene antojo, antojo que quiere resolver
El vecinito le echa un ojo, ojo que mira pa comer
La vecinita tiene un gato, gato que amasa porcelaaana
El vecinito que es Tanzato, se tira y lo van a degollar"

Aclaración 1
Wikipedia me confirmó hace un rato que en lugar de "amasa porcelana", dice en realidad "gato que mata por celar" y que en lugar de "El vecinito que es Tanzato", dice: "El vecinito que es tan sato". Pensé en corregirlo, pero en primer lugar no se que es "sato", pero sobre todo el borrón en la pared iba a quedar peor, así que decidí que así quedará hasta la próxima vez que se pinte el departamento.

Aclaración 2

sato, ta: adj. coloq. Cuba. Dicho de una persona, especialmente de una mujer: Que coquetea.