miércoles, 15 de julio de 2009

"No hay mal que por bien no venga", a prueba...

Mi abuela Chiqui es de las que piensan y profesan que: "No hay mal que por bien no venga".

Un día llega una carta de Osde (mi obra social).

Habré usado la tarjeta de Osde unas tres veces en mi historia. Gracias a dios no tuve mayores inconvenientes de salud hasta ahora.

Mi padre me informa que cuando cumpla los veintiseis años, paso a ser "independiente del Grupo Familiar". Dicho así suena bien, pero no es lo que parece.

El tema es que dejo de estar cubierto por el plan familiar y paso a "pagar" como independiente. "No tenés ningún beneficio por haber sido de Osde, pagás como cualquier independiente". Agradecí el informe a mi padre y me metí en mi cuarto. Apunté al paquete de Marlboro, pero cuando me puse el cigarrillo en la boca, me sentí como muy frágil e indefenso sin mi Plan 210 (que siempre pensé que con un número tan alto, debería ser grosso, pero ahora me entero que es el plan más tranca de todos).

Lo concerniente a mi salud, desde el 3 de septiembre se convierte en una responsabilidad, en un peso... en otras palabras, empieza a costarme dinero (o la carga de que otro lo ponga por mi, que "cuesta" más aún) y este cigarrillo me empieza a parecer demasiado caro.

Tengo unos meses hasta mi próximo cumpleaños. Le dedico unas caladas de Marlboro a mi tarjeta de Osde, a la que miro ya con nostalgia, la guardo en la billetera, y me siento a escribir.